Título: Perrería apocalíptica
Género: Ciencia-ficción
Duración: Nadie sabe hasta cuándo
Director: V. Coronas
Idioma: Parece que se ha extendido a todos los idiomas
Reparto: Gente improvisada para que parezca aún más real.
Una estudiante de filosofía
se queda al cuidado de los dos hijos de sus vecinos mientras estos se largan a
la Isla de Pascua a reavivar la llama de su matrimonio en brasas.
Al cabo de pocas horas,
Conchi pide ayuda a su novio porque ya no puede más,
y en el momento en que Quique entra por la puerta se decreta el estado de
alarma por un virus relacionado con cerveza o familia real a partes iguales.
Los dos veinteañeros quedan confinados en la casa con los niños indefinidamente.
Tras unos días de darle a
la oca, al parchís, las tabas, al cantajuegos y a sesiones virtuales con los
papás de los niños, que aparecen bronceados y fingiendo preocupación por no
poder volver de momento, los dos estudiantes trazan un arriesgado y astuto plan
para poder salir a la calle a tomar el aire.
Ya que el único
salvoconducto para salir de casa es pasear al perro, deciden coger un sucio
peluche gigante de Cristinita, la pequeña, ponerle una correa y salir a
pasearlo a ver si cuela. Para que el muñeco ande, le insertan unos patines de
la Nancy y Quique emite ladridos sin articular los labios, algo que aprendió
viendo a José Luis Moreno en la tele.
La imagen apocalíptica en
la que se les ve a los cuatro paseando a un perrazo gigante con patines y que
ladra sospechosamente en mitad del bulevar vacío, pensando que están engañando
a alguien, es lo más valioso y lo más patético de todo el film.
Al final, una patrulla de
la Guardia Civil los alerta por el megáfono: “SUELTEN EL PELUCHE DE FERIA. REPITO.
SUELTEN EL PELUCHE, QUE NI SIQUIERA ES UN PERRO, QUE ES UNA ARDILLA GIGANTE.
SUELTEN YA ESA BOLA DE PELO ARTIFICIAL Y VUELVAN A CASA CON LAS MANOS EN ALTO…”
En un arranque heroico,
Quique se la juega y mueve a la ardillaza con la mano por detrás e insiste con
el falso ladrido, como si la mascota amenazara a la patrulla. Un sargento como
un armario sale del coche con cara de malas pulgas y la familia de postín sale
corriendo, dejando al perro-ardilla abandonado en mitad de la calzada, mientras
la patrulla se aleja y suena la música de Rocky, nadie sabe por qué.
Quique en
su arranque heroico,
ladra
mientras sonríe
|
Angustiosa, aterradora,
sin sentido, la película recoge una realidad paralela poco realista, incluso
tratándose del género de ciencia-ficción.
“No hay quien se
trague que algo así pueda pasar en la vida real” Roque P. Tulante, El País
“Un film apocalíptico con
el que nadie se sentiría identificado, ni en sueños” K. Gón de ABC
“Ni la mejor novela de
Stephen King sería tan retorcida” Pablo H. Rodríguez, El Mundo
Esto parece una fantasía, pero es tan real como que en la universidad me acosté con el novio de mi mejor amiga, siendo yo el mejor amigo de ella. Hay cosas que son posibles y que se pueden superar. Elvira aún me dirige la palabra, y compartimos tiempo juntos. Lo que ya no comparte conmigo es su novio.
ResponderEliminarEstos días me recuerdan mucho al post que acabo de leer. Algo pasa y no acabo de enterarme de qué. Si bajo a la calle, todos me miran mal, si estoy en casa los vecinos me miran por la ventana... algo está pasando. Esta mañana una vecina se ha puesto a cantar ópera por la ventana derramando lágrimas, y yo tenía ganas de decirle que el que iba a llorar era yo si seguía cantando. Seamos solidarios con los demás. Y si se trata de exhibicionismo, quedémonos en ropa interior o en pelota picada. Nada más.
ResponderEliminarK. Tetto
Llevo días encerrado en casa con mi suegra y tengo que decir que las tentaciones de dejarme caer por la ventana se van multiplicando. Fui a llevarle una morcilla de Burgos y me quedé atrapado ante el anuncio de las medidas de contención. Antes a penas hablaba con ella. Ahora he pasado a ponerle los rulos antes de la siesta y a pasarle el puré con la minipimer. Mi mujer está pasando los mejores momentos de su vida ya que, a su vez, los niños quedaron atrapados en casa de mi madre.
ResponderEliminarAitor Turado
Jiiiii, el mejor, el de la morcilla
EliminarPara mí lo peor de todo esto es que, llevada por una sensación desconocida, me vi obligada a comprar siete paquetes de papel higiénico en el súper. Todo el mundo hacía acopio de este material, como si sus culos fuesen a estar trabajando sin parar durante todo el encierro. No pude evitarlo. Se hacen donaciones.
ResponderEliminarAnuca Gonna
Tengo que confesar que hasta ayer mismo no me di cuenta de que uno de mis hijos es pelirrojo. Como soy autónoma, después de parir siempre me tocó trabajar, y más allá de levantarlos, asearlos, darles desayuno, llevarlos al cole, bañarlos y a costarlos, nunca antes había pasado tiempo con ellos (los fines de semana íbamos con amigos, y los soltábamos a la fresca como animales, en la Casa de Campo, de hecho, no descarto haberme llevado alguna vez alguno equivocado a casa). El pelirrojo es muy salao.
ResponderEliminarPortia Callabuig
Llevo meses confinado en una celda de aislamiento por haber tirado de la coleta a varios funcionarios de prisiones (da la casualidad de que en esta cárcel son todos algo hippies). En la cárcel estoy por robar un paquete de preservativos de carrefour express (7 años). El caso es que no puedo tener comunicación con el exterior pero he conseguido que mi carcelero (éste lleva el pelo corto) me deje leer vuestro blog. La película parece interesante, pero los comentarios de la gente no los entiendo muy bien… ¿qué está pasando? ¿Papel higiénico a mansalva? ¿Perros de peluche en la calle? ¿Suegras y morcillas e Burgos? ¿Hijos pelirrojos? No lo pillo…
ResponderEliminarLeón A. Poruvas
Ayer dije "no puedo más" y baje a chupar la puerta del metro...según acercaba mi lengua a la increíblemente impoluta puerta, escuche el grito desgarrador "pacon, no lo hagas!!" Allí estaba trini con su barra de pan bajo el brazo para disimular.Nos fuimos a casa a 2 m de distancia para darnos un buen revolcón
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