"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


11/04/2015

COMIDAS DE OFICINA


Ayer me llamó una antigua compañera de trabajo, de cuando jugué a ser oficinista por un tiempo. Me comentó que les habían quitado la hora de la comida debido al volumen de trabajo. Ya ni comer pueden. Recordé mentalmente lo importante que venía a ser nuestra hora de comida por aquel entonces, os hago un croquis:
  • 14,30 hrs: miradas en la oficina haciéndonos conscientes las unas a las otras de que ya es hora de ir a comer, y de que tenemos hambre.

  • 14,35 horas: Paseo por las aceras del barrio a velocidad media-alta, cigarrillo en boca, risas, comentarios picantes, flirteo con los obreros de la zona. 

  • 14,37 hrs: llegada al lugar. Pequeña parada ante el menú de la puerta mientras se finiquitan los cigarrillos.

  • 14.38 hrs: entrada triunfal en el pub irlandés. Apreciación de miradas de los camareros extranjeros, que babean a nuestro paso.

  • 14,40 hrs:  Orden del menú.

  • 14,41-14,55: charlas, risas, concurso de muecas, mantequilla e irish bread, filosofía metafísica. Gran sorpresa estelar: R. cantará a capella y a media voz un tema de Melody.

  • 14,55 hrs: aparece la comida y vamos a destajo. Comentarios sobre qué está más rico. Debate: ¿gambas con gabardina o soufflé de sardina?

  • 15,15 hrs: orden del postre.  Estallido poético: lectura de varios poemas irracionales, mejor si son de cosecha propia, si no, de Bukowski o de PJ Harvey, que para el caso son lo mismo.

  • 15,20: Llegan los postres. Juego de enseñar los dientes marrones de chocolate, quien se ría pierde.

  • 15,30: Sopor y aturdimiento. Risa floja. Blasfemias, barbaridades, renegamos de volver al trabajo, imaginamos cosas ridículas sobre la oficina como por ejemplo que todo el mundo fuese desnudo y que los tíos empleen la salchicha para poner en marcha la impresora. Risa floja con riesgo de atragantamiento.

  • 15,40 hrs: seguimos esperando la cuenta. No nos importa la tardanza.

  • Uno de los obreros que solían
    mirarnos al pasar, concentrado en
    no dejar caer media docena
    de huevos recién comprada
  • 15,45 hrs: pago y vuelta al curro por las aceras del barrio a velocidad muy baja, renegando del trabajo, cigarrillo en boca, risas histéricas, ni fijarse en los obreros de la zona. 
Imagino que muchos de vosotros reconocéis una parte o el todo de esta hora de comer. Aunque ha pasado el tiempo (mucho antes de trabajar en la carbonizada clínica de pies) lo recuerdo con cariño, excepto el día en que los antidisturbios nos confundieron con pandilleras consumidoras de LSD a la salida del pub.

Espero que cada cual tengáis momentos tan tiernos como este en el trabajo.