"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


2/26/2015

CARTELERA CULTURAL: Amistad y podología

Recientemente escribí un relato basado en un acontecimiento de mi vida. Unos productores sin un duro realizaron un corto, y aquí os dejo la reseña:

Título: Amistad y podología (inspirada en Amor y Pedagogía, de Unamuno)
Género: Drama intelectual con olor a pies
Duración: corto de tan sólo 95 minutos.
Director: Criança Delgado
Actores: Katia Escobedo, Miasma Traspiés, Acatúm Tulara. Con la colaboración especial de Jordi Hurtado haciendo de conductor de grúa.
Crítica: asegurada

Adela Malón en los brazos de 
un portero de finca que la rescata 
de la grúa, en la segunda parte del 
film, que se estrenará en el año 2019.
En una mañana de abril Katia, estetiSIÉN de pies, descubre bajo la lluvia, fuera del local, a una mujer bajo un paraguas. Adela Malón se presenta y le dice “no soy Mary Poppins, ¿puedes abrirme? “ y añade “busco empleo”. Katia se aparta mientras Adela accede al local sin esperar respuesta y sacude el paraguas y su propio cuerpo hasta dejar las paredes y a la propia Katia como una sopa. Se puede leer en el rostro de las protagonistas un diálogo de miradas tal que así: “no sabes dónde te estás metiendo”, “lo sé, este lugar es un antro”, “lo peor no es eso, sino los quesos de los vecinos del barrio”, “no importa, necesito perras”, “allá tú, sólo te lo advierto, soy escritora y mírame”, “por favor, dirijámonos la palabra ya, no soporto los diálogos telepáticos”, “ok, tienes unos ojos preciosos”. Katia mira hacia la puerta y descubre una silueta conocida, entonces, le ruega a Adela: “están a punto de entrar los pies más asquerosos de todo el barrio. ¡Huye!” Pero Adela se adelanta, le quita el abrigo de peluche a la clienta, los botines, y procede a serrarle los callos. A partir de ese momento, Adela inunda de alegría y psicodelia el negocio. Come lonchas de pavo a horas tempranas, silba incesantemente canciones de Jethro Tull, da palique a los clientes más insoportables, despedaza a los concursantes de MasterChef y llora súbitamente en momentos felices. 
Tres días más tarde de embaucar a sus compañeras, el aire podrido de la avería de una alcantarilla próxima le recuerda a Adela que debe irse “esto no era para mí. Soy ingeniero de teleco.” Sus compañeras, la mayoría doctoradas en Estados Unidos, entienden enseguida. La frase última desgarra las emociones: “No te olvides esto” le dice Katia entregándole el paraguas de cerdos rockeros con el que llegó. Adela se aleja, abre el paraguas, y este se engancha a una grúa por accidente, quedando la protagonista colgada y pataleando con un vestido muy corto, a más de 6 metros de altura.