Título: Regreso al pasado
Género: acción y reacción
Duración: dos horas que se hacen doce
Director: el mismo del colegio
Idioma: español de Madriz
Reparto: Esperanza Roy, Concha Velasco y Marisa Paredes
Banda sonora: Forever young
Productora: Green, Graff, Speakeasy, Far West y Keeper. Minor producers: La Pepita
Sinopsis: Chuchi Mercader y sus compañeras de curso acuden a la reunión de 25 años del cole más pijo de la capital, temerosas de que los convocados perciban el paso del tiempo en sus rostros y figuras. Sin embargo, lo que encuentran allí actúa en ellas como un dardo regenerador sin precedentes.
El filme comienza con Carlota Hermida asomándose a la capilla del colegio y comentando “aquí no es, esto es algo del IMSERSO”. Extrañadas, Regina Paso y Chuchi meten las narices “el calvo es Josechu Alicante, me enrollé con él en tercero, y mira, Jonás Gutiérrez, nos dimos el filete a escondidas en los ejercicios espirituales de segundo”. “Son ellos” reconfirma Chuchi, “es solo que han envejecido mal”. Es un momento tensísimo y, a punto de huir a sus casas, aparece Tomás Manrique “Tomy” y las abarca a las cinco con sus brazos de seis metros “preciosaaaas”. “Está arrimando cebolleta” comenta Carlota espantada, y consiguen separarse de él como pueden.
Tomy se enrolla como las persianas y comienzan a salir de la misa nuevos yayos. Entre la marabunta, sale Matilde Risrás, la tímida de la letra C reconvertida en diosa griega, y corre hacia las chicas a refugiarse “pero en el cole no había uniforme, ¿por qué van todos igual?” Las chicas miran a su alrededor y comprueban que están rodeadas de 97 pantalones beiges, 80 chalecos de papi y 60 pares de zapatos castellanos, de los que hacen pupa (el resto, de ante). “Pero esto qué es, ¿el juego de encuentra la diferencia? ¡Pues vamos a perder!” El fotógrafo lo ve claro y decide hacer foto solo a uno de los chicos para multiplicarlo luego con Photoshop y enviarles a casa el resultado que, total, va a ser el mismo.
El rebaño se dirige al comedor, donde Joaquín Merlo hace de puerta pidiendo los 85 euros que cuesta el encuentro “ya veréis qué bufet”. Al ver a las chicas al fondo, pega un silbido “¡Eh, guapas, aquí como en los tiempos de Graf, vosotras gratis y sin esperar la cola!”
En el bufet, las viejas cocineras del cole, apesadumbradas, pasean bandejas de empanadillas Pescanova, sanjacobos, montaditos de mortadela y coliflor a la vinagreta. Al comprobar que el banquete es una estafa, Peyo Alcántara, antiguo grunge reconvertido a hípster, la lía parda venga a quejarse, y los otros tratan de reducirle y le obligan a tomarse un Lexatin “(¡sindicalista, que eres un sindicalista, ya te vale!”
Las chicas siguen admiradas con los estragos que ha efectuado el tiempo mientras Ruy del Monte y Ramiro Pencas se las acercan y confiesan a Lina Gaitán que siempre estuvieron enamorados de ella. Lina se finge sorprendida, aunque lo sabía desde el año de la polca y aparece Julio Calvete haciendo honor a su apellido y al muñeco de Michelín y les muestra cómo hacer un clavel con una servilleta, añadiendo que es el director de recursos humanos de ese banco francés tan oui oui. Ellas le dan la enhorabuena y aprovechan para darle a los pepinillos en vinagre y chequear sus móviles. Peyo Alcántara "el hípster", siendo reducido por sus
compañeros antes de liarla parda por el timo del buffet
El fiestón comienza a irse de madre y deciden trasladarse a Green (que ahora es un Panaria) a darlo todo a las 4 de la tarde. Al llegar, los más cascados comienzan a pegarse por los cuatro sofás, y el resto se queda de pie, fastidioso. Un hombrecillo de dientes pequeñitos a los lados saluda a las chicas, sabe sus nombres y anécdotas sin que ellas consigan recordar quién es, así que Matilde le dice “¿eres uno de los profesores?” El tipo se trinca su mojito de golpe y el de la propia Matilde, y se va haciendo el ruido de una sirena de policía, a saber por qué.
Matilde Risrás "la Diosa" con Joaquín Merlo hablando de cuando se enrollaron en 1994 |
Un hombre interesantísimo que las había intrigado toda la noche, se acerca por fin a ellas “hola tías”, les dice. Ellas le sonríen con cara de póker. “Soy Rosa Panadero, ¿os acordáis de mí?” El mejor especímen de la reunión resulta ser su amiga Rosa, reconvertida en Koldo. Aprovechan para abrazarle como locas y tocarle de arriba abajo comprobando el buen trabajo que han hecho los cirujanos y el gimnasio.
Comienza el baile y las confesiones se multiplican “que si a mí me gustabas tú, que si me lié con la profe de lengua, que si los dos tíos más pijales son pareja, que si en Nueva York robé en un supermercado…” Los que eran guapos están para ir al taller, los feos están que crujen, los gordos flacos, los flacos gordos, calvos unos cuantos, viajados a Turquía otros, pringuis interesantes, tirados que ahora son magnates, listillos a los que no hay quien aguante, los de los tics que van mucho al baño…
El film finaliza de una forma memorable: en el bareto suena la canción de “life is life” y todos se ponen a coro como si estuviesen escuchando a los Rolling Stones y ellas, aburridas de lo de siempre y bastante pedo, huyen espantadas -con Koldo- al Burger King al grito de “porque yo lo valgo” y “Virgencita, que me quede como estoy”.
Una profunda reflexión sobre la vida y la muerte, el negocio de las ortodoncias, la inflación y los zapatos de piel.