"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


10/26/2017

Pili Grossa VS el Gran Pachi

Ayer estuve con mi prima Pili Grossa, que ha decidido dejar por un tiempo la ebanistería y dice que se está encontrando a sí misma, aunque os juro que estaba ahí mismo.
Le pregunté qué iba a hacer para ganarse la vida y le brillaron los ojos como cuando alguien sabe algo que le hace feliz y le importa un pito si los demás lo saben o no. Insistí con mi propia mirada inquisitiva y a su vez hizo un guiño de ojos. Aquel diálogo de miradas acabó con mi paciencia y le dije "habla", a lo que enseguida reaccionó:
—Pues mira, Mina Patuco, voy a poner un negocio para transformar las vidas de la gente.
—¿Vas a poner una clínica de aumento de pecho? No tienes titulación.
—No es eso, aunque, ¿quién tiene título en esas clínicas?
—Cierto. Ve al grano.
El gran mago Pachi el Vasco, justo antes de entrar en el
quirófano para hacerle una intervención de líneas de la
mano a un político que prefiere mantener el anonimato.
—Hace un mes acudí a una convención del Gran Pachi. Es ese mago vasco que te opera las líneas de la mano a tu gusto, haciendo que te cambie el destino. El milímetro de alteración de líneas cuesta cincuenta mil euros.
—¡No me digas que caíste en eso!
—No, tengo tanto que cambiar que no habría tenido pasta para pagarle ni en cinco vidas. También está el mercado negro, que te hacen las rajas que quieras con navaja de Albacete por cinco euros.
—¡Pili, no me dirás que...!
—No estoy tan mal. Para eso me lo haría yo misma. Pero no voy por ahí. Llevo años siguiendo al maestro Zong Hua de la escuela Thai Poop, que dice que todo lo que desees se puede hacer realidad mediante la virtualidad y los sueños y las almohadas.
—No te sigo.
—Cada cual puede interpretarlo a su manera. Haciendo algunos cálculos Zen sobre la colocación de los astros y uniendo aleatoriamente las letras de algunas canciones de Lou Reed, he dado con la clave y ahora estoy lista para ser la competencia del Gran Pachi, sin cirugías ni sangre. —Mi cara era un poema, así que Pili continuó hablando—. Haré lo mismo que él, pero con photoshop. Tú me das la foto de la palma, yo hago los cambios oportunos y la dejo niquelada y lista para que tu vida sea un éxito. Luego la imprimimos, la doblas en tu edad dividida entre el número PI, y la metes debajo de tu almohada. Esa noche tendrás un sueño muy dulce, o muy violento, o soso como ninguno, pero al despertar, todo habrá cambiado.
Y se quedó tan fresca. 
Pili Grossa estaba absolutamente convencida de su método y la verdad es que, desde que se puso a ello ayer por la tarde, ha ganado 300 euros por hacerle el photoshop a tres amigas que esta mañana ya aseguraban que su vida estaba cambiando. Yo no dudo de Pili, ni de sus amigas, ni del éxito que tendrán todas, pero, aunque me lo ha ofrecido gratis, voy a pensarlo. Es como la recta final del Un, dos, tres, ¿y si la tarjetita de mi vida ya viene con premio? ¿Y si me quedo con un Seat Ibiza, habiendo podido llevarme el apartamento en Torrevieja?

7 comentarios:

  1. Me llamo Jacoba y soy de San Adrián. Quería decir que a mi pueblo ha venido el Gran Pachi varias veces y aquí hace precio especial, 20.000 euros nada más. Os recomiendo venir por aquí para conseguir ese precio y comer en el Restaurante Casa Jacoba, donde se come de lujo.
    Nada más que añadir.
    Jacoba Bossa

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  2. Me llamo Ken Lafollé, y salí con Pili Grossa en 1999. Estoy seguro de que dejé una huella muy profunda en su alfombrilla de baño y que me echa de menos. Espero que haya cambiado las líneas de su mano para encontrarse conmigo de nuevo y recuperar la cordura que nunca tuvo.
    Saludos
    Ken

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  3. Este post me recuerda mucho a cuando estaba cursando primero de BUP, me tropecé al ir a saltar el plinto y me lo comí con patatas. En aquel momento decidí cambiar mi destino de patosa y acudí a una exorcista que no me ayudó en absoluto. He arruinado todos los negocios donde he trabajado y aún a veces me tropiezo cuando voy a la charcutería, pero aquí sigo, cincuenta años y mi belleza aún convence a la gente de que no provocaré desastres.
    S. Coen Gañosa

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  4. Me han dicho que este blog te ayuda a ver la vida de un modo absurdo y a reírte de tus desgracias. Mi desgracia es que pienso en comer pizza 24 horas al día y también que el portero de mi casa no me cae bien. Desde hace 10 minutos, que es el tiempo que llevo como lector del blog, soy otro. De veras, ni pizza, ni porteros bordes.
    Gracias a todos, sé que estáis pensando en mí.
    Paco Midas

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  5. En el año 1986 conocí en el Rockola a la que sería mi gran amor, además de la esposa de mi hermano. Aquel día nos miramos, nos reímos, nos revolcamos en una cabina telefónica y nos prometimos una fidelidad que duró hasta el siguiente fin de semana. Unos añitos más tarde mi hermano anuncia su boda con una chica que no nos había presentado, y en la iglesia me la encuentro vestida de blanco como si no hubiese roto un plato en su vida. Ella se hizo la sueca (realmente, su madre era de Estocolmo) y yo me hice el digno, pero eso no evitó que no pueda quitármela de la cabeza. Lo más extraño de esta historia era pensar que cuando la conocí llevaba chupa de cuero y elásticos, y en la boda pareciese la hermana menor de la Preysler.
    Son cosas de la vida y creo que era pertinente compartirlo con vosotros.
    Kike Sitto.

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  6. Tengo muchas preguntas y pocas respuestas, y pecas por todo el cuerpo. Además, me encanta el blog. Hasta siempre.

    Aquiles Ionado

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  7. Hola Mina, no suelo intervenir en cometarios de blogs, pero he sentido como un volcán en erupción dentro de mi cuerpo, cuando he leído el comentario de Kike Sitto... mi cuñado!
    Claro que recuerdo ese revocón en la cabina, hace ya más de 31 años, cómo olvidarlo si fue lo más fuerte e intenso que he vivido en toda mi vida. Lo que no podía sospechar, es que ese chico atlético, simpático y maravilloso, que no volvió jamás a llamarme, podía ser (como ahora compruebo) el cerdo de mi cuñado Kike: un ser hortera y despreciable, con halitosis crónica y grandes verrugas por toda su cara y cuerpo! Qué decepción, me habéis hundido la vida, nunca más volveré a leer este blog. Leonor Maduval

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