"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


3/22/2018

FALTAS DE ORTOGRAFÍA Y POEMAS DELICATESSEN




  Ayer recibí en mi buzón una nota arrugada escrita en papel de cuadrícula de cuaderno escolar, que decía lo siguiente:

Querida Gavilán,
tu bloc es huna maravilla, y soy muy fans, pero hecho de menos mayor contenido en la sección pohesía pura, especialmente oy, que es el día de la poesía. 
Te hescribo en este papel porque hodio la tecnología.
Gracias. De nada.

Hanónimo


  Está claro que, además de la tecnología, el remitente odia también la ortografía, y tiene un problema con las haches. La nota me dejó K.O. por lo del día de la poesía, que se me había pasado y, en realidad, en su totalidad. 
Patatas revolconas de Bar Manolo
  Primero me llama Gavilán, cuando todos los seguidores del blog saben de sobra que soy Mina Patuco y que Gavilán es quien es. Por otra parte, se dice fan de la poesía pero escribe una falta cada cuatro palabras y, para rematar, dice que odia la tecnología, entonces, ¿qué hace leyendo el blog? 
  Es cierto que varias personas nos han pedido encarecidamente VOLVER al papel, al formato fanzine fotocopiado. Otros nos solicitan un libro con los mejores posts de Gavilán, pero tendría el volúmen de una enciclopedia de las de antes. En realidad, me gustaría aclararle al anónimo personaje que yo también odio la tecnología, en especial las redes sociales. Enviar mensajitos en público a mis amantes o hacer fotitos a las patatas revolconas de Bar Manolo no es lo mío. 
El sofisticado jeroglífico en el reverso del anonimo
recibido. Mina Patuco aún trabaja en descifrarlo.
  El caso es que le di la vuelta al papel y encontré un jeroglífico sin sentido, que no he sido capaz de resolver, y eso me dio la impresión que la persona que escribía tenía una mente sofisticada y que a lo mejor podía tener faltas por ser extranjera. Llegué a emparanoiarme con la idea de que fuese alguien importante, alguien que pudiera darme una oportunidad en el futuro, como la Directora General de la Unesco o la dueña de la pastelería de enfrente, que es croata. Así que, anoche, en honor a él o ella, escribí estos versos. Feliz día de la poesía, queridos Gavilanes:

       Llueve...
       nieva...
       frío...
       calor...
       ¿Qué broma es esta?
       ¿Chubasquero o abrigazo?
       ¿Pantalón pesquero
                       o calcetín térmico?
       ¿Pañoleta
       o verduguito de lana?
       Con lo último
                  tu cara parece
                          un bollo preñao.
       —Y eso, ¿qué es?
       —¡Ay, ay! ¡Mi carita!
       —Perdona, que te he confundido
                              con una ensaimada
                                          mallorquina.



3/08/2018

Recuerdos apestosos que no hay que olvidar

Anoche cenaba con Paqui, mi querida amiga de la infancia, a quien no veía desde hace siglos. Lleva mucho más tiempo que yo queriendo hacerse un hueco como escritora mientras alterna con otras subtareas para ganarse la vida (cría de mejillones en el hogar, paseo de bestias peludas, profesora de ganchillo, repobladora de pelo para la calvicie masculina...). Tuvimos la siguiente conversación:
—Yo creo que no voy a ir a la manifestación de mañana. Hago de recepcionista en un curso de tantra a esas horas.
—Pues deberías.
Paqui vestida de Wonder Woman en los carnavales
de Almendralejo, con la bandera de la Comunidad 
de Madrid de fondo.
—No exageres. La verdad es que he tenido suerte de no haber sufrido nunca discriminación.
—¿Ya no te acuerdas de cuando te quedaste embarazada de Paquito?
—Uf, calla, qué disgusto me llevé. Tenía 26 años y mucha vida nocturna. Me costó tanto encajarlo...
—No me refiero a eso. Trabajabas en una agencia de publicidad por la mañana y como pasante de guionista en una productora de moda por las tardes.
—¡Madre mía! ¡Es verdad! Qué tiempos...
—Me acuerdo perfectamente de que estabas hecha polvo por lo que te dijo el jefe de la agencia al enterarse, mientras tomabas un café en la cocina y él se acercaba a hablarte por primera vez en los seis meses que llevabas trabajando allí.
—Mina...
—Te dijo "así que estás embarazada..." tú asentiste y te soltó: "la semana que viene ya no vas a estar trabajando aquí".
—¿En serio?  ¡Qué cerdo!
—Eso no es todo, Paqui. Tu sueño de hacerte guionista estaba ahí, a la vuelta de la esquina, tenían preparado para ti un hueco en una nueva serie, en la productora. Habías estado trabajando sin cobrar un duro por las tardes para ellos, dando ideas y escribiendo drafts mano a mano con dos mujeres con las que te llevabas de miedo.
—¡Me acuerdo! ¡Qué simpáticas! ¡Como me gustaba hacer aquello!
—Cuando les contaste que estabas embarazada... me hablaste de los caretos espantados o apurados, o las dos cosas al mismo tiempo, de aquellas DOS MUJERES. Le dieron el puesto a otro y no volvieron a contar contigo...
—Vaya... no recordaba que hubiese estado tan cerca. Bueno, la serie les salió horrenda y la quitaron.
—Luego fuiste al paro a pedir que te apuntaran en el programa de búsqueda de empleo y la muy kjspdtsf de la funcionaria te dijo que con aquel bombo cómo ibas a encontrar curro. Me llamaste llorando aquel día.
No solemos hacer dramas de nada Paqui y yo, por la corriente literaria a la que pertenecemos de humor absurdo del más allá, así que empezamos a reírnos como locas.
La abuela de Paqui haciendo un corte
de mangas al pescadero que la había 
tocado el culo, en 1942. 
—Suelo recordar más a menudo –me dijo- que en la compañía para la que trabajé como recepcionista eventual, antes de la agencia, se enteraron de lo que había pasado y me llamaron para ofrecerme un puesto como asistente de marketing, de tal modo que cubrieran mi baja. Cuando di a luz vinieron a casa a verme y me ofrecieron otro contrato de jornada reducida para que pudiese estar con Paquito. No lo acepté porque nos fuimos a vivir fuera los tres. Era gente maravillosa a la que nunca olvidaré. —Paqui me miró a los ojos convencida– ¿A qué hora quedamos mañana para ir a la manifestación? El tantra sobrevivirá sin recepcionista.