"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


8/31/2011

la humareda

El verano siempre va cargado de accidentes. Ejemplo de ello, ha sido la picadura de avispa en el escote de mi amiga Trini, la del estanco de Almanzor, la operación de fimosis del marido de mi la peluquera de Mirroque de mar, o el despido de una mujer de pelo rizado y rubia natural de la factoría de ideas donde trabajaba.

Pero el colmo fue ayer, cuando cogí el coche de línea a Guadarrama. Eché la vista atrás, y ví MAdrid ardiendo. Ardía de modo infernal, un nubarrón gigante del tamaño de tres veces el contorno de la ciudad (en la lejanía, cabía entre mi dedo índice y el pulgar). Le pregunté a la muejr de al lado. Parecía sabia, sin embargo, me contestó lo siguiente: "cuando veo algo que arde, me acuerdo de ciertas partes de mi anatomía en la noche de bodas". Parecía sabia, pero no he dicho que su aspecto era abominable, y que me hablase con tal naturalidad de su noche de bodas y lo que se le hacía chamusquina me dejó K.O.
Decidí olvidarlo hasta llegar a casa y que el telediario de segunda edición me contase algo del asunto. Pero rien de rien. No he sabido nada de la nube gigantesca, y he dormido con pesadillas pensando en los OVNIS.
Esta mañana me encuentro con esta broma. ¿Una chabola y unos pastos en San Fernando de Henares?
¿es broma?
Ya lo decía mi yayo: hija, por Dios, paga ese cigarro...