"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


10/17/2011

SPA con masaje de pan crujiente

Queridos lectores,
tengo algo que confesaros. Anteayer acudí al nuevo y ya muy conocido Spa de masajes de Pan Crujiente en pleno centro bohemio de la capital (sí, París ya me queda lejos...).
Entré por la puerta (¿cómo si no?), y me esperaba el panadero. Buenos días, me dijo, quíteselo todo y diríjase a la sala de amasar. Aquello me hizo reír muchísimo, dejé mi ropa colgada de un colín gigante barnizado y seguí la flecha de colines incrustados del suelo, hasta que aparecí en la sala de amasar. Allí, siete panaderos de distintas regiones del país comenzaron a amasármelo TODO. No puedo decir cómo, pero en poco tiempo, mi cuerpo se convirtió en una auténtica masa blanda y sin forma, pero yo estaba feliz. Luego, me condujeron a la sala de FORMA y FIGURA y comenzaron a azotarme como a un colchón lleno de polvo, me bañaron en agua helada, y me azotaron nuevamente con las manos en el pompis, esta vez una empleada con una camiseta en la que ponía "pansito". Al llegar a la sala de Pan Crujiente, varias mujeres con pañuelos negros a lo Rogelia comenzaron a estrujar curruscos de pan seco sobre mi cuerpo extendido en media tostada gigante, y comenzaron a exfoliarme todo el cuerpo con ello, sacándome no sólo la piel, si no varias capas de más abajo. En aquel punto, con el cuerpo apaleado, el dolor de la corteza del pan clavándose en mi cuerpo hizo que ya no sintiera nada.
Al final, me indicaron cómo salir montada en un carrito con forma de pan de hamburguesa, y un anciano me esperaba para ayudarme a vestirme con mi ropa y hablarme de su infancia en Arapiles, "y toma este delicioso pan hecho con el pan y toda tu piel exfoliada", me dijo, además de pedirme los 120 euros que me costó aquello, "si te lo comes entero, vivirás 30 años más que la media", añadió. Pero como comprenderéis, el pan fue a la basura por completo, metido en una bolsa, para no envenenar a los pajarillos.
Hay cosas modernas que no comprendo, y el Spa de Pan Crujiente es una de ellas. Pero de todo se aprende...
En esta foto, el pan entregado a Mina por el anciano, elaborado con pan crujiente y su propia materia corporal exfoliada, antes de ser depositado en la basura municipal.

10/11/2011

el rapto de Mina

Queridos lectores y superfans de Gavilán,
no acepto reprimendas por haber descuidado este blog, ¡simplemente me raptaron!
El pasado mes, cuando volvía de comprar cuarto de lomo fingiendo, con unos tacones Paco's colosales, que era pariente de Sarah Jessica Parker, un Seat Panda paró a mi lado como si algo le interesase.
Tardaron sólo medio segundo en meterme en el coche y vendarme los ojos, algo que no me privó de comprobar que la tapicería estaba forrada con mantillas odiosas probablemente de colores muy poco trendies. Noté cómo me ponían ropas sobre mi vestido de mercadillo medieval, como si tuviera que abrigarme, y tiraron mis Paco's por la ventana.
Al bajar del coche, quince horas más tarde, me condujeron a algún lugar con cientos de escaleras, una detrás de otra, metálicas, y sentía cómo me rodeaban muchas personas hablando francés. Al fin, alguien me destapó los ojos, y me encontré con los Champs Elysées enfrente, subida a la mismísima Tour Eiffel, y lo más importante: vestida con el gusto de Britney Spears y Belén Esteban juntas. Traté de taparme y grité, ante los ojos impresionados de cientos de franceses y otros turistas elegantes.
Entonces la ví huír corriendo, con una coleta canosa y un perfil de pájara, muy satisfecha de sí misma.
Era Loreto Tinoco, alias Gavilán Palomo, aquella mujer que en su día nos anduvo persiguiendo en un campamento juvenil al que se apuntó siendo ya más que cincuentona. Imagino que nos ha encontrado, y temo que al comprobar que ahora soy una escritora de renombre a su costa, las venganzas continúen.
Esto ocurrió el 1 de septiembre, sin dinero, y vestida de aquel modo, ayer llegué a Madrid, después de cuarenta días vagando por las carreteras fgansesas y espagnolas. Gracias a que mi amiga Gosío me dio cobijo en Montpellier y pude trabajar unos días para pagarme un traje de Mango y un billete de autobús, estoy aquí. Pero la aventura de la vuelta, os la contaré por partes.
En la foto: Mina Patuco descubre dónde está y cómo va vestida, en la Torre Eiffel de París.