"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


9/14/2016

Brote artístico irracional

Beltrán es un skater de 40 años que tiene el síndrome de no-maduración o, lo que es lo mismo, miedo a que te llamen Señor. Suele ir enseñando los calzones por arriba del pantalón y luciendo media melena, y le encanta acudir a eventos culturales en la ciudad al estilo “swing y concurso de engullir huevos crudos” o “grabación de un corto sobre perritos monos”. Por todos estos méritos y por estar más perdido que Mick Jagger en el festival de Benidorm, decidí llevarle a la mansión de mimbre de mi prima Pili Grossa, que acaba de convertir en el Bed and Breakfast más ligero de la ciudad. 
 "Gavilán Palomo Picassiano",
 obra resultante del brote artístico
a base de fruta y verdura del
Carrefour. 130x180cm.
Aquella mañana Pili tenía dos inquilinos: Charly, un rapero andaluz de diecinueve años a su paso por la aventura más alucinanre de su vida: conocer Chinchón; y Rodrik, un galán nórdico cuya dentadura era tan blanca como para utilizarla de bombilla si saltaban los plomos. Ambos se acoplaron en el salón de Pili Grossa con nosotros y participaron de una animada conversación que comenzó con el tema “¿Recordáis a Concha Velasco presentando Viva 87 aquella nochevieja?” y terminó con “¿qué hacer si a los 65 tengo piorrea y tienen que sacarme los piños?” Todo fue, por tanto, muy bohemio: el ambiente, los temas, los altramuces, Pili Grossa en bata de seda, Camela de fondo, Beltrán, Charly y Rodrick rodeándonos y haciendo bulto… todo aquel halo me hizo entrar en erupción, ir a la cocina a coger una lombarda fresca y yogur griego, esparcirlo por el suelo con movimientos espasmódicos, agregar pétalos de un geranio medio muerto que colgaba por el balcón, y gritar “cha, cha cháaaaaa” al mismo tiempo. Mis cuatro acompañantes llamaron a Mari, la vecina del quinto, que es psicóloga y trabaja en los servicios sociales. Tardé muy poco en recuperarme y me defraudó su actuación, tan sensata, de llamar a Mari en lugar de participar en aquel brote artístico irracional, especialmente por parte de Beltrán, que era mi invitado. Mari me dio una pastillita mágica y me hizo comprender que tengo el estrés propio del escritor que va a presentar su libro más descarado “prepara bien ese acontecimiento y, por lo demás, déjate de gilipolleces”. Qué palabras tan sabias…