"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


10/15/2018

Torremolinos'18 (Primera parte)

   Este verano tuve que aceptar un empleo como instructora de aquagym para un grupo del IMSERSO en Torremolinos. El viaje en bus con los abuelos me recordó muy poco a aquel a Mirroque de Mar con mis amigas en 1999, pero muchas de las ancianas y algunos de los abuelos me recordaron por diferentes motivos a mi querida amiga Gavilán, no sé si por la edad, las grandes narices, las gafas sucias o qué, pero era como viajar con cincuenta de ellas a la vez.
   No os aburriré narrando la odisea que fue conseguir que los abuelos, no ya que levantaran las patitas agarrados al borde de la piscina y chapoteasen como niños, sino que simplemente no se ahogasen.
   Tampoco voy a hablaros del affaire que hubo entre el coctelero murciano de 23 años del hotel y una de las ancianas más operadas de la excursión, ni de que varios de los pensionistas comenzaron a gritar en el museo de arte contemporáneo del pueblo que dentro de la escultura de un torero había una persona real, consiguiendo que el guardia de seguridad hiciese añicos aquel mármol decimonónico y fuese a la cárcel con una multa de seiscientos mil euros.
Loli (de azul) y yo (al fondo) pasándolo pipa en 
nuestro día de descanso, 
justo antes de soltar las lolas al aire.
   Me centraré en contaros lo que sucedió en la playa con Loli, otra artista sin trabajo como yo, a la que habían contratado para enseñar el chachachá a los dinosaurios.
   Loli es poeta y cantante de rock, le gustan los estampados de leopardo, las bambas victoria y los hombres pasados de 30 pero anteriores a 45. La primera tarde que tuvimos libre me animó a hacer topless “dicen que la brisa marina alisa la piel, endurece el músculo, frena la caída y redondea el globo. Y sabes…” Saber, saber, yo ni idea, pero era cierto que con el calor, cuanta menos tela, mejor, así que nos destapamos y dimos un paseo por la playa a la fresca.
   Cinco pasos más allá de que nuestros pechos hubiesen sido liberados, tuvo que aparecer Ataúlfo, el de la tienda de cómics frikis del barrio, un tipo sin gracia, sin figura, sin chispa y, al parecer, sin nada que hacer en Torremolinos. Loli también lo conocía porque había performado algunos poemas galácticos (sobre Star Wars) en su tienda y, aunque dice que fue lo más artificial que había hecho en su vida, había tanto friki que ganó dinero y todo.
La cara de Ataúlfo el friki 
mientras le hablábamos de arte pop
 justo antes de ser atacado. 
   Hablamos con él sobre el recital de Loli y la posibilidad de repetirlo, hablamos con él del mérito que tiene sacar un negocio como el suyo adelante; hablamos incluso de los abuelos del aquagym, pero en ninguna de aquellas conversaciones Ataúlfo parecía prestar atención alguna, porque no dejaba de mirarnos los pechos como si no hubiese visto unos nunca antes en su vida. Era tan molesta su mirada que si hubiese sido un láser, ya os digo yo que ahora llevaríamos dos carboncillos colgando. Movida por un impulso desconocido, le agarré de la nariz fuertemente, haciendo pinza con los nudillos índice y corazón, y le hice cantar la violetera y fumando espero antes de dejar que se soltase, se levantase del suelo y saliese zumbando en dirección desconocida.
   Loli y yo, lejos de dejarnos llevar por las molestias derivadas de aquella mirada tan intensa, nos tronchamos de risa y chocamos esos cinco de un modo adolescente que me recordó a Mirroque 99 y me hizo pensar que, al fin y al cabo, ni yo ni el resto de cosas habían cambiado en absoluto. (Continuará...)

9 comentarios:

  1. No soporto a los mirones, conozco a ese tipo de tíos, yo utilizaría pinzas de acero en otro lugar más abajo de las narices...
    A parte de eso, vivo con un burro y un hámster, suficiente y de sobra. Los humanos son demasiado para moi.
    Os quiere:
    Francisca

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  2. Jaaaa jaaaa jajajajaja, mira que tienes gracia, Mina Patuco. Soy un antiguo compañero tuyo del cole, nunca desvelaré mi verdadera identidad, pero te amo en secreto desde segundo de BUP. Creo que mi suave moustache es lo que te echaba para atrás, pero ahora veo que tengo posibilidades. Si tipos como Ataúlfo te dan la brasa, vas a flipar cuando me veas. Soy otro. Soy tuyo.
    M. T.

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  3. Me llamo Mingo Aparicio, el multimillonario que inventó las galletas Campurrianas. He sabido de este blog por mi secretaria, y he de reconocer que tiene su aquel. Me gustaría hacer una donación desinteresada aunque, si quisieran de paso mencionarme en algún post bajo alguna descripción atractiva, estaría muy agradecido.
    Afectuosamente, el multimillonario:
    Mingo Aparicio
    PD: Estamos haciendo ensayos clínicos para hacer galletitas con la cara de Gavilán Palomo. Espero que no haya problemas con la patente. La nariz tendrá sabor a cola.

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  4. ¿Mingo Aparicio? Nunca he oído hablar de usted, más que en un capítulo de Gavilán Palomo, la novela. Sospecho que eres Alejo Demasié, ese personaje que siempre quiere arruinar el blog y que tiene pataletas on line. En una ocasión, los servicios psiquiátricos aparecieron en tu casa alertados por la redacción del blog, y estuviste un tiempo entre rejas (médicas). Ten cuidado, Alejo, ten cui-da-do.
    Lopes K. Alvuelo

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  5. Tengo una duda metafísica o, más bien, una enfermedad irracional. Resulta que en mi grupo de colegas me las doy de que me gustan los guays del rock como Barón Rojo, Coyote Dax o PJ Harvey, pero en realidad quien me vuelve loco es Rocío Jurado. Me conquistó en Como una ola (nunca volví a oír nada suyo que mereciese la pena) y pongo la canción hasta que echa humo el reproductor. PJ Harvey no está mal pero, ¿qué hacía morreándose con el feo de Nick Cave al final de ese vídeo? Aquello me decepcionó aunque, por otro lado, pensé que si le besaba a él, tal vez me besaría también a mí.
    Fe Azo

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  6. Soy Sebastiano yu Panqui, uno de los ancianos del Imserso al que has paseado con completo desinterés y desvergüenza. Bien es sabido q ue quien airea sus peras al aire solo tiene jugo gástrico en el cerebro, bien es sabido.

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  7. Soy Sole Tilla, farmaceútica en Torremolinos y víctima de los efectos nasales de Ataúlfo quién después de au altercado acabo de dilucidar, apareció en mi establecimiento mostrando todo su vello nasal hacia afuera por los efectos de su “agarrón”. Muy desagradable, verdaderamente muy desagradable. Hasta un policia quiso multarle por escándalo púbico.

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  8. Conozco a Ataúlfo y nunca tuvo una tienda cómics. Era de tebeos.
    Por otro lado, la panadería de la calle Larga tiene los mejores bollos de toda las Costa del Sol. FYI
    Laura Ingalls

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  9. Querida Laura, tu nombre y apellido me son familiares...
    Rolly Polly

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