"Espinete, ¿te vienes a la panadería de Chema?"
Don Pimpón, 1985


4/14/2011

Acanto del Bosque, como una selva en la montaña

Acanto del Bosque está en la sierra madrileña. Si no lo crees, coge el coche y conduce hacia el norte, dirección Resquejos del Camino o Miscelánea de las Fuentes. Entre uno y otro, está Acanto del Bosque.
Lo sé, porque en una ocasión tuvimos que hacer noche allí, camino de Segovia. Salimos a las siete de la mañana siete amigos míos y yo en una caravana de color caqui en la que habíamos pintado estrellas parduzcas. Parecíamos los colegas de Scooby Doo de aventura, y no creas que no fue así.
A las nueve de la noche, poco después de pasar Guadarrama tras una caravana de más de doce horas (Eladio, uno de los colegas, nos aseguró que hubiesemos tardado menos andando), nos rendimos al sueño. Lecturas (el nombre viene de su afición a las canicas des de niña ) nos advirtió que no podía más con el volante y los pedales, y que debiamos parar alli mismo, "en cualquier lugar", amenazó.
Aquello nos sonó desproporcionado, pero cedimos porque los de más éramos aun universitarios sin carnet de conducir, y Lecturas se había lucido ya bastante. Vimos el cartelito "Acanto del Bosque", y nos desviamos partidos de risa, porque el nombre nos pareció grotesco. Entonces, quinientos metros más allá, un nativo en taparrabos salió con una cesta llena de piñones , y nos dio la bienvenida en un idioma desconocido. Lo curioso es que era nativo, pero nativo americano, y aquello nos dejó a cuadros. Unos metros más allá, estaba el resto de la población . Pelos lacios, ojos andinos, desnudez al canto, y etcetera. Mis compañeros de forestales alucinaron con el panorama, pero no de ver aquellos amigos en cueros, si no en comprobar que la flora era por completo de la America del Amazonas. "Carayo", exclamó Migueliño, un regalo que nos había llovido de Galicia aquel curso, "esto ye como estar allá , al otru lau!" En lugar de dormir, pasaron la noche tomando muestras de unas y otras plantas, y hasta Lecturas acabó retozando con un interesante tipo con el pelo más abajo del trasero.
Yo, como era de letras, me hice un ovillo en un rincón y me quede como un troncazo.
A la mañana siguiente, amanecimos en un pueblo de piedra, con pino simple, algún chopo, zarzas por doquier y cuarenta personajes vestidos de ir a comprar al mercado mirandonos dormir en medio de la plazuela.
Nos buscamos con las miradas y nos pedimos explicaciones de aquella experiencia ensoñadora. Finalmente, Migueliño nos aclaró la cuestión. "pues van a haber sido las setiñas esas que comimos como aperitivo".
Cogimos el coche como si disimulásemos de algo, y salimos disparados hasta Segovia. "Dos dias de viaje, y una visita al Amazonas, y todo, para volver a ver el acueducto en plan cole..." dijo Marioneta, el más quejica. Sin embargo, esta vez, tenia muchísima razón.

1 comentario:

  1. No creo en las sustancias psicotrópicas, ni setas ni leches, yo lo ví, Acanto del Bosque existe.

    Marioneta

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